martes, 10 de junio de 2014

Cómo y con quién me acuesto es mi decisión. Ponerle una etiqueta es tu elección.

Cómo y con quién me acuesto es mi decisión. Ponerle una etiqueta es tu elección.

Me encuentro leyendo un artículo sobre transexualidad. La historia va más o menos así: una chica que antes fue chico comienza a hablar sobre pros y contras de su cambio; la ausencia de menstruación (la odié un poco, la verdad), el hecho de no poder ser madre, el entendimiento de ambos géneros… la lista continúa.
El hecho es que me puse a pensar un poco y se me prendió el foco de la onda del amor de pareja. Siendo bien honestos, más allá de cómo me sienta (si mujer u hombre) lo que usualmente lo define todo es quién, cómo y con cuántos te acuestas, cosa que va ligada directamente con el título de la relación: Mi caldo, mi quever, mi galán, mi morra, mi güey, mi vieja, mi esposa, mi amor… cada uno representa “eso” que tienes con alguien. A veces las etiquetas son tan pesadas, tan difíciles de pegar y quitar, que prefiero ponerle nada de nombres a mi relación. A veces sólo prefiero decir que es alguien que amo, lo cual es absolutamente cierto.



Si me beso, si me acuesto o si no más bebo café es una decisión propia. Así como tomo decisiones sobre mis acciones, también tomo decisiones sobre mis afectos. La verdad es que en mi corazón habitan muchos: mujeres, hombres, niños, animales, lugares, olores, comida… Todos evocan sensaciones, emociones y pensamientos muy particulares que usualmente desembocan en amor.

El amor es como el agua, adopta la forma del objeto que lo contenga. En mi caso a veces tiene formas, a veces colores. El amor es así, libre. Cuando siento amor, la panza me efervesce, es como si me tragara 20 Alka Seltzer con agua mineral. Hace que me expanda, sonría, cante, llore, hable, guarde silencio, baile o me quede quieta. Es luz y oscuridad al mismo tiempo. Y créanme, esa sensación la he sentido con todo tipo de seres vivientes, sin importar raza, sexo o filiación.

El amor es el amor. Sin etiquetas de monogamia, homosexualidad, heterosexualidad o cualquier chingado concepto nuevo. Soy libre de ejercer mi derecho a amar a quien se me hinche el ovario izquierdo, y si al mundo le gusta o no le gusta, pues muy su bronca.

Mi amor va más allá de tus conceptos. Mi amor es mío, tus etiquetas, tuyas.   

viernes, 6 de junio de 2014

Gestalt: ¿Qué es, cómo y para qué?

Mucho he hablado sobre las maravillas de la psicoterapia Gestalt y, echando un ojo a las entradas anteriores, me di cuenta de que no he explicado bien, bien, de qué se trata o cómo funciona.

Últimamente he estado haciendo un experimento con las personas que se acercan a mí para preguntarme más sobre  mis servicios como psicoterapeuta. Trato de hablarles un poco más sobre la Gestalt, sus técnicas y cómo trabaja. Esto con la intención de saber si se sienten cómodos con ello o de plano les recomiendo a alguien más. El discurso, más menos, dice así:

"El objetivo de la psicoterapia Gestalt es que el cliente reconozca y satisfaga sus necesidades mediante la conciencia y en consecuencia, responsabilidad."

Osea sí güey, ¿Y luego? (Nota mental: me acabo de dar cuenta de algo: digo mucho y nada al mismo tiempo con estas frases, ¡¡Con razón no vendo!!)

Ok. Empecemos por el principio: ¿Qué carajo es todo eso de necesidades, conciencia y responsabilidad? En teoría, suena pues... bien ¿No? pero y qué... osea, ¿Qué necesidades o cuál conciencia y qué es responsabilidad?

NECESIDADES
Cuando hablo de necesidades me refiero, tal cual, a lo que me hace falta. Esto incluye desde comer, dormir, ir al baño o tener "intimidad", hasta encontrar mi equilibrio espiritual, pasando por una chamba que me de varo para hacer cosas que me gustan y que me guste eso que hago, desear una pareja que me vuele la cabeza o viajar por el mundo. Cada uno tiene necesidades distintas y a veces, por cumplir con lo que dice el mundo que está bien (Onda: "No voy a estudiar teatro porque mi papá dice que no deja dinero, y ni modo me chingo.") abandono mis sueños. Lo horrendo del asunto es que lo hago de forma "inconsciente". Lo llevo tan dentro de mi cabecita, que creo que lo que dicen afuera es lo que debe de ser...  lo que yo siento o quiero o necesito no es válido y entro en un conflicto del tamaño de Kim Kardashian.  
Aquí es donde entra la chamba emocional: identificar realmente qué es lo que quiero para saber si eso que llamo orgullosamente "Mi vida" es realmente mía o funciona en relación de los otros. 

CONSCIENCIA
He escuchado TANTO esta palabra (en ondas psicológicas o en el mercado) que me revienta un poquito. Se puede pensar que la consciencia es.. ¿Qué es? Neta, cuando hablan ustedes de consciencia ¿A qué se refieren o cómo? Es algo que no se ve pero existe... ojo, no es Pepe Grillo. Usualmente "La consciencia" en forma de un insecto disneyriano nos dice qué está bien y qué está mal. 
Para la psicoterapia Gestalt, la consciencia es más bien "darte cuenta" de qué haces, cómo lo haces, para qué lo haces y si esto es coherente con aquello que necesitas. Por ejemplo: Voy por la calle y mi panza truena. Pongo atención a mi estómago y me doy cuenta de que tengo hambre. Justo paso frente a una fonda y decido introducirme a mí y a mi hambre dentro del recinto alimentario para satisfacer mi necesidad de chicharrón en salsa verde. ¿Ya queda más claro? Actúo conforme a mi necesidad: Soy consciente de mi hambre y hago algo para satisfacerla. 

RESPONSABILIDAD
Estoy en una fiesta. La paso chido, y miro el reloj: 12.30 AM. Mi mamá me pide que le avise a qué hora voy a llegar. Todavía es temprano y decido no hablar aún. Según yo no pasa ni un ratito, cuando alguien grita que son las 3.00. ¿¿¿QUÉ??? ¡¡Hace 5 minutos eran las 12.30!! Corro al auto y me voy hecha un bólido. Llego a una luz roja y volteo a ver el reloj: 3.05. Le envío un mensaje de texto a la jefa: "Ya estoy en camino a casa". Estoy a punto de acelerar lo más que los tacones me permiten cuando me detengo un momento. Llegue ahorita o en 30 minutos, mi mamá me va a cagotear, o por lo menos eso es lo más probable. Y sería lógico, no cumplo con mi acuerdo y hay consecuencias. 
Llego a casa y las luces de la entrada están prendidas. Entro, dejo las llaves del auto en la mesa del recibidor. Mamá está sentada en la sala. La miro y sólo me dice: "Quiero hablar contigo". Cierro los ojos, respiro profundo y camino hacia ella, sabiendo que estoy dándo la cara a mis propias consecuencias. 

La responsabilidad es una ley física: "A cada acción hay una reacción" y estoy consciente de ello. Cómo sea la reacción o qué intensidad tenga no lo sé, eso es parte del futuro que desconozco. Como sea, existe, lo se y hago las paces con ello. 


Estos tres conceptos son la base de la psicoterapia. Es como descubrirte un ser en crecimiento y descubrimiento constante. Eso está bien padre... yo me siento como si fuera a la escuela de vida cada que estoy sentada platicando con mi terapeuta. De eso se trata la Gestalt, de descubrirte, encontrar lo que realmente necesitas, ser honesto contigo mismo, actuar en consecuencia y asumirlo. Eso es todo. 

Espero haya sido claro para ustedes. Algo que también les digo a los clientes es que es más fácil entenderlo cuando lo vives que cuando te lo cuento. Si te interesa, ya sabes dónde encontrarme <3