sábado, 10 de agosto de 2013

Lo que sucedió un viernes.

La madre de Forest Gump me enseñó que la vida es una caja de bombones (¿o chocolates?)... nunca sabes qué te va a tocar, siempre hay sorpresas. Creo que esa frase ha permanecido en la memoria colectiva pues está llena de sabiduría y verdad.

Uno de esos chocolates (¿bombones?) que pude sacar de la caja es la amistad de un matrimonio joven que conocí por mera casualidad.

Justo ayer tuvimos una larga y productiva plática donde recordé constantemente los conceptos de responsabilidad y conciencia... sobre todo porque mientras hablábamos, más me daba cuenta de la fuerza de mis palabras, la responsabilidad que tengo sobre y para ellas. El saber y sentir con todo mi cuerpo y mente lo que estaba sucediendo en ese momento generó una cascada de epifanías que me llevan a mover mi energía entera y completar aquellas cosas que necesito hacer.

Llegar a este punto ha requerido trabajo...antes pensaba que había nacido inconsciente y más bien con una tendencia a la irresponsabilidad. Hoy comprendo que entre el blanco y el negro existen todos los colores. De esa misma forma existen mis posibilidades; si únicamente me concentro en los polos opuestos, perdería los chances que "lo de enmedio" me ofrece: de entrada la oportunidad de saber y disfrutar aún más de mí.

Me siento feliz de poder abrir mis ojos, fortalecer mi cuerpo y emociones, elegir la opción de concentrarme, de ser yo, de pensar y sentir por y para mi. Vivir el presente, aprovechar la oportunidad... es casi mágico el poder que esto proporciona.

Y tú, lector ¿Te das la oportunidad de sentir tu vida?

Compártenos tu experiencia.

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